Un Dios que cuenta los minutos y los centimos, un Dios desesperado, sensual y gruñon como un marrano. Un marrano con alas de oro y que se tira por todos lados, panza ariba, buscando caricias. Ese es nuestro señor.¡Abracemoslo!
pues dicen que del cerdo se aprovechan hasta los andares...y unas alas de oro...mmmm yo creo que en vez de abrazarlo deberiamos descuartizarlo para comernos unas chuletas y un jamón, y vender las alas...
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pues dicen que del cerdo se aprovechan hasta los andares...y unas alas de oro...mmmm yo creo que en vez de abrazarlo deberiamos descuartizarlo para comernos unas chuletas y un jamón, y vender las alas...
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