miércoles, 30 de abril de 2008

Festival del subconsciente

Encuentros en la niebla le causan las palpitaciones. Pom...pom...pom....La rítmica cadencia de siempre, pero diferentes ideas sobre si piso aquí o allí. ¿Quién se quejó? ¿Quién se quedó? Muchas vías en muchas direcciones. Nadie sabe a dónde van ni aún cuando un viejo cartel metálico oxidado es legible. Allí los pájaros no cantan, hablan con la niebla. Y en un extraño idioma que quién sabe si Alá, Buda o Cristo llegaron algún día a conocer, conspiran contra la rabia y los desiertos. Nadie sabe lo que significa nada, lo que significa todo. Sólo los pájaros hablan aquí con la niebla.

martes, 29 de abril de 2008

Seres imprescindibles


En mi pueblo había un sabio, siempre sentado en la plaza en una silla mecedora de madera crujiente y que se pasaba horas escrutando los montes con sus profundos ojos. Sólo con un gesto o una mirada podía enseñar lecciones. Era de ese tipo de personas que no necesitaba palabras para enseñar, y sólo las usaba cuando tenía algo que decir mejor que el silencio. Mirándole de refilón ya sabías que entre el humo de su inseparable pipa viajaban miles de pensamientos profundos y de amargos recuerdos.

Un día y sin mirarme a los ojos, con un suave gesto me invitó a que me acercara. Sin perder la vista de las águilas que volaban en círculos sobre los montes me dijo: "si algún día paseas por el monte y ves un ave muerta, una flor pisada, o rastros de sangre, no prosigas tu camino como si nada hubiera pasado. El rostro de la muerte siempre tiene un significado que nos obliga a usar los ojos para mirar de manera diferente y a dirigir nuestros pasos hacia otro camino".

En ese momento cerró los ojos y los oculto bajo la solapa de su sombrero. Descansó, y al día siguiente no estaba ahí. Todo el pueblo lo tomó como algo normal. "Ya aparecerá, algún asunto tendrá". Pero algo en mi corazón me diría que no volvería. Miré a las montañas y el vuelo de las águilas era diferente, no sé en qué, pero era diferente. El monte que parecía mirar siempre a la plaza parecía mirar ahora a otro lugar lejano, menos tangible y más profundo que este.

Y yo sé que algún día, viejo amigo, nos reencontraremos donde vuelan las viejas águilas para asegurarnos de que la vida vuela más alto que la sangre derramada.

jueves, 24 de abril de 2008

Algún día...


Algun día no muy lejano, los de arriba TEMERÁN esa turba que reclama IGUALDAD...

miércoles, 16 de abril de 2008

Coda a la modestia

Un día está uno tranquilo leyendo en su casa cuando llega un amigo y le dice: ¡Cuántos libros tienes! Eso le suena a uno como si el amigo le dijera. ¡Qué inteligente eres!, y el mal está hecho

Augusto Monterroso